lunes, 2 de febrero de 2009
ix!
Sólo uno más. Los tiempos están cambiando. La luz se interrumpe afuera. Todavía tenía pensado coser mil ideas a mi piel; trazos significativos, retales de gustos, insinuantes siluetas. La tinta del tatuaje traba bajo la epidermis, convirtiendo lo mens-interior en palpable. La técnica de un extraño desarmante se inyecta entre los poros para cambiar el tapiz de la carne y mutar lo natural. Prácticas del neolítico euroasiático se declaran presentes para atestiguar que todo cambia a ritmo de espiral, tan alejándose de la matriz tan volviéndose a acercar. El fin: controlar, moldear, ser portador de una diferencia del resto o simplemente creerse responsable de un fingido cambio. A veces la tinta es expulsada porque no todas las pieles aceptan agentes externos con la misma permisividad que otras si lo toleran. Cambiar sigue siendo la respuesta para adaptarse al contexto, antes que el entorno te expulse sin clemencia. Saber adaptarse es saber caminar.
Ahora pienso que uno más, sólo uno más. Sencillo, inquisidor, susurrante, que no se inclina a un lado ni a otro, ni hace curvas o ángulos, con una función más allá del mero hermosear. Una línea recta que apacigüe y marque la disuasoria raya entre la época anterior y la contemporánea. El último pespunte para cerrar la herida del recuerdo.
Aún no sé si todo se quedará aquí, los tiempos están cambiando decía Dylan. La línea está trazada… el orden se está desvaneciendo rápidamente. Bob lo asume y Bowie me recuerda “Research has pierced all extremes of my sex”. Ni un minuto más reteniendo un latir. No quiero una eternidad esperando vivir o morir.
Según la marejada, tachar puede ser sumar.
Las situaciones son un infinito autómata, dando vueltas como un vals de quebrada cintura. Todo está inconcreto, poco perceptible, con interferencias, casi sucio…y al final sale! Sólo uno más y sale!
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eso te pasa por ir al Tatoo Sevilla
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