jueves, 29 de enero de 2009

Face to Face


Tim Burton es un magnífico director estadounidense. Un diseñador de atmósferas con un sello tan personal como explotado por el marketing. Entre su filmografía se encuentran títulos cercanos a obras maestras como Edward Scissorhands, Ed Wood o Sweeney Todd. Medio escalón por debajo está Big Fish, y a esa misma altura se esconde un film infravalorado. Una destacada película de ciencia ficción, además de la mejor adaptación al cine de un cómic. La alucinógena Batman Returns se manifiesta narcótica al paso del tiempo.

La teatralidad es el gran acierto de esta cinta. Lo verdadero pasa a ser fingido y la inspiración Felliniana hace mella en este punto. Los enormes decorados (la plaza del ayuntamiento de Gotham), la incursión del universo circense o el maquillaje de Danny DeVito. Todo es irreal, lejano, artesanal y placentero para degustar, porque la fábula adquiere sentido con estas proporciones.
Por ejemplo, Stan Winston fue el encargado de la apariencia del Pingüino, basándose en seres fellinianos como los clown del Satyricon o el Casanova Donald Sutherland.

También el enorme escenario de la cloaca bajo el pabellón ártico del Zoo ha servido de influencia para otros cineastas, ya que inspiró a Jean-Pierre Jeunet en la escenografía de La Ciudad de Los Niños Perdidos.
La fisonomía urbana de Gotham se separa en esta entrega un poco más de Nueva York, para mezclarse con Chicago en la década de los ´20. Quizás esto le otorga al texto un desarrollo modélico al sentido de película clásica de Wilder en algunos momentos.
El responsable del escrito literario es Daniel Waters, un guionista mediocre. Tal vez un inventor al que nunca se le ha permitido trabajar en un género o un proyecto de su gusto. El caso es que ante la autoridad intervencionista de Burton y la sensible admiración por el personaje de Bob Kane logró firmar una historia con altas cotas de ingenio.

La exploración de las actividades psíquicas de los seres que intervienen en la obra es de un atractivo perplejo. La psicología del personaje de Wayne es sometida a la presión de espejos cóncavos donde se ve reflejado y deformado hasta terminar con el único deseo de quitarse la máscara para poder vivir. El cansancio de ser un aislado social le condena inexorablemente a buscarse, más si cabe cuando se reconoce a si mismo en la enajenada personalidad de Selina Kyle.
Estoy enamorado de algunos diálogos…

Selina Kyle: Was Vicky right about your difficulty with duality?

B. Wayne: You see... if I say yes, then you´ll think of me as a Norman Bates, a Ted Bundy type and you might not let me kiss you.

Selina Kyle: It´s the so-called normal guys who always let you down. Sickos never scare me. At least they´re committed.

En otra secuencia, la que sucede en la fiesta de Max Shreck, Selina Kyle aparece bajando las escaleras y comienzan a sonar los lentos acordes instrumentales de siouxsie and the banshees. Es el paso previo a descubrir sus ocultos alter-egos.


El sexo en Batman Returns es un subyacente síntoma de los desequilibrados procesos mentales que sufren sus protagonistas. Resulta cómico en el carácter sátiro del villano que interpreta DeVito, y se torna incipientemente seductor cuando lo muestra Selina como vinculación a sus cambiantes estados de ánimo. Entre tanto, Bruce Wayne es un animal pasivo ante estos Freaks que lo superan en surrealismo pero lo igualan a nivel psicosocial.
En una de las secuencias finales…

B. Wayne: Selina… don´t you see? We´re the same. We´re the same. Split down the center. Selina please…

Selina Kyle: Bruce… I would love to live with you in your castle forever, just like in a fairy tale. (Shrieks). I just couldn´t live myself. Don´t pretend this is a happy ending.

[Este vídeo revela información total del final]


La otra clase de monstruo es representada por Max Shreck (guiño al actor Max Schreck, que interpreta al protagonista de la película Nosferatu de F.W. Murnau), un empresario despiadado, mafioso, amoral, calculador y frío. Christopher Walken es un gangster americano de la primera mitad de siglo, con un lavado de expresionismo alemán (combinado con un look de autorreferencias a trabajos anteriores del realizador). La impronta recuerda a un personaje sacado de la chistera de los hermanos Cohen.



No se puede hacer un Batman al estilo de Joel Schumacher, donde todo es colorido papel cuché, o al modo de Nolan que parte de una insultante realidad. Bruce Wayne no es real ni tampoco un artificio de acción pop art. El héroe de DC magazine penetra cuando es engarzado en el contexto de una ficción mitológica y así sólo lo entendió Burton en sus dos aproximaciones.

[Este vídeo revela información total del final]


Batman Returns es hipnótica, brutal y magnética hasta convertirse en un raro cuento de navidad.

1 comentario:

  1. Oh! no recordaba el entierro pingüinil!

    Te parecerá bonico destripar el final de una película...

    Bulsarismo

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