martes, 20 de enero de 2009

are you flamenco?

Hoy hay fiesta en Washington. Ésta es la lectura. Despojando la situación de inclinaciones políticas, banderas, intereses, incluso restando importancia al toque de exotismo histórico del color cutáneo de Obama, como definía hace unos días la victoria de Barack un señor bajito sin trascendencia. Sin duda es una fecha de celebración. Elefantes, burros, Irak… ahora todo eso da igual. Lo único importante es que el espíritu de un nuevo tiempo ha invadido a millones de personas, justificada o injustificadamente. El gran disgusto es no poder estar hoy en América del Norte hasta las tantas de la madrugada, cerrando los bares. Tanto jolgorio yankee me ha hecho pensar en lo difícil que debe ser disfrutar de la vida en tiempos adversos, cuando no hay nada que celebrar, el viento está en contra y al final del túnel no se atisba ni un pellizco de esperanza. Mi link mental ha enlazado de forma automática con la historia de un lugar especial que hubo en Sevilla, ubicado justo donde este viernes el NK Triana jugará su encuentro futbolístico. El sitio en cuestión aparece registrado en algunas publicaciones de la época como sala de fiesta, piano bar, tablao flamenco o cabaret Charco de la Pava y se encontraba donde su propio nombre indica. Me lo quiero imaginar parecido al hotel bar “Feria” del Querelle Fassbinderiano, pero con un ambiente diferente. En este local se daban cita gente con ánimo de juerga, como en los 60 norteamericanos pero menos optimista, ya que se trataba de la primera mitad del convulso siglo XX español. Retirado del centro de la ciudad, su momento de esplendor lo vivió en la década de los ´20 y se extendió hasta comienzos de los ´30, fue abandonado a su suerte durante la guerra civil y con el nuevo régimen se destruyó. Lo más cercano a este fantástico local era un barrio nuevo sin asfaltar y con ausencia de tendido eléctrico en sus calles. En el Barrio León, las familias de los militares que allí habitaban estaban atemorizadas por los delincuentes del Bajo Aljarafe. Metros más alante, en medio de un terreno descubierto, libre y limpio de tropiezos, otra cosa.
Un tiempo difícil, con síntoma de tristeza más que cualquier sensación distinta, para algunos “un país donde todo nace muerto, vive muerto y muere muerto”, así pensaba Luis Cernuda, perseverante visitador del cabaret cuando se permitía alguna escapadita de la librería madrileña en la que trabajaba. Allí se vieron las caras artistas como Sánchez Mejías, García Lorca, José Bello o Rafael Ortega. Por supuesto éste no era precisamente un espacio familiar, sino de personas abocadas a los lugares de sordidez embriagadora. Entre tanto talento también convivían gente de paso y negocio: prostitutas, maricones, bufones y marineros. Mezcolanza de ritos; baile, alcohol, espectáculo y luego lo que cada uno quisiera. No era una época fácil para acceder a las drogas o al sexo, al menos que fuese un paraje de mala muerte y lo del Charco de La Pava era un buen establecimiento. En este tablao flamenco las reglas eran diferentes y eso no les pasaba inadvertido a los hombres casados, que se desplazaban en busca de algo nuevo y escapaban pseudo indemnes a la rumorología, puesto que esta sala de fiesta no tenía mal cartel. Una canita al aire, un “shortbus” para el alma en un contexto histórico áspero, donde hubiese venido al caso la frase de Margo Channing, “Abróchense los cinturones, se aproxima tormenta”.
Pero hay que ser comedidamente inconscientes para gozar en determinados casos. A eso le llamo yo -ser flamenco-. Aquí se reunía mucho flamenco y esa es su virtud, ante la adversidad sacar el genio, incluso para divertirse.

Dicen que cuando amanecía aún se escuchaba salir a borbotones los últimos acordes musicales desde el descampado de Triana, provenientes del piano tocado por Lorca, mientras el taconeo del baile de Rafael hacía eco en las recién encendidas texturas diurnas. Todo terminaba con el bailaor desfallecido sobre el hombro del poeta. Todo terminaba como querían los hombres valientes que nunca se cobijaron bajo las normas.

2 comentarios:

  1. Este viernes se podrá volver a ver flamencos entre el bajo Aljarafe y el ya asfaltado barrio de nuestro abuelos.

    Estuarto me gustas así, algo activo (y no me refiero a ninguna opción sexual)

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  2. Para todo interesado por favor contactar con il doctore cuanto antes. Voy a comprar las entradas ya¡¡¡¡
    un abrazo
    “ARTE”de Yasmina Reza

    Dirección: Eduardo Recabarren
    Versión: Fernando Masllorens y Federico del Pino
    Con Luís Merlo, Alex O´Dogherty y Iñaki Miramon.

    “Arte” es la obra de un autor vivo más representada en la historia del teatro mundial, traducida a treinta y cinco idiomas.

    Horarios: 21,00 h.
    Domingos: 20,00 h
    Días 24 y 31: 19,30 h. y 22,00 h.
    Precios: De 21,00 € a 4,00 €
    (Abono)

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